Hace unos días, en mi reciente estancia en UK, leí un artículo en la revista Entrepreneur, en papel, sobre préstamos o rondas de financiación “puente”, los también llamados “building bridges”. Os sonará muy familiar la frase: “Vamos a abrir una ronda puente”. El artículo al que hago referencia, es de Sam How, venture partner de Open Prairie Ventures. No voy a reproducir el texto, pero sí que voy a relacionar el témino y el uso de las rondas puente en España, con el “bridge financing” de EEUU.
En EEUU, cuando un CEO de una startup dice que “muy probablemente necesitemos un préstamo puente”, los VC comienzan a temblar y a sentir cierto pánico por lo que puede esconder esa necesidad. La financiación puente nace con la importante promesa que la startup, después de conseguir este tipo de finnanciación puente, saldrá al mercado en la busca de una ronda de financiación. Este tipo de préstamos puente (“bridge loans”), se utilizan más habitualmente de lo que parece. En España se suele estructurar como préstamos participativos convertibles y en entrada directa en el equity de la compañía, en cambio en EEUU lo habitual es estructurarlo mediante “bridge notes”.
Las razones de la decisión de abrir una ronda puente son múltiples. Las más habituales pueden ser entre otros, que la startup se haya retrasado más de lo previsto una ronda, los ingresos se hayan reducido, o se tengan que mejorar ciertas métricas de la compañía. Como podéis ver, se trata de cuestiones no muy positivas, de ahí los sudores fríos de los VC, cuando los emprendedores citan la posibilidad de abrir una ronda puente. El objtivo parece claro. Se trata de conseguir caja para encauzar y conseguir una mejor valoración de la startup y preparar con más garantías la siguiente ronda de financiación.
También existe el lado oscuro de este tipo de financiación. Cuando el futuro de la startup es una incógnita, en muchas ocasiones los fundadores se lanzan a un camino sin retorno en busca de esta financiación sin ningún criterio y a ciegas. Es por ello, que es esencial que los socios de la compañía, tanto fundadores como inversores, tengan claro el objetivo de volver a dar entrada a este capital.
Como ya he mencionado anteriormente, e EEUU este tipo de entrada de capital se estructura mediante deuda convertible en acciones de la compañía, y en España en mediante préstamos participativos también convertibles, de esta manera se gana en agilidad y rapidez, para afrontar esta fase. También existen otros formatos como pueden ser los “equity kickers“, las valoraciones con techo, descuentos en la valoración, y warrants, entre otros. Las valoraciones con un techo (cap), protege a los inversores que arriesgan en este periodo de la ronda puente, de los incrementos de valoración que se puedan producir. Por otro lado, se otorgan también descuentos en la futura ronda de financiación. Estos descuentos suelen ser del 20 o 25 %.
No todas las rondas puente tienen connotaciones negativas. También es muy habitual simplemente para mejorar KPI,s de la compañía y afrontar la siegueite ronda con más garantías de éxito.
¿Por qué se utiliza tanto? Para los emprendedores negociar este tipo de contratos de préstamo es más sencillo que negociar un acuerdo de inversión. La agilidad y flexibilidad es otra de las ventajas de optar por este tipo de financiación.
En definitiva, las rondas puente son muy habituales y no siempre conlevan una connotación negativa, aunque también hay que ser conscientes que en muchas ocasiones también esconde un problema más estructural de lo que puede parecer..